La piedra del sol tiene propiedades tanto físicas como metafísicas, como una variedad de oligoclasa con inclusiones de hematita o goethita que le dan su característico brillo. Sus propiedades metafísicas se asocian con la alegría, el optimismo, la vitalidad y la autoestima, además de la protección energética. Se cree que ayuda a armonizar el chakra del plexo solar y a potenciar la creatividad y la confianza.